
Sur de Perú
Día 1: Vuelos y Llegada (31/07/19)
Cogimos el vuelo a las 9:05 de Madrid con la aerolínea “Avianca”. Nunca habíamos volado con ella y la verdad que estuvo bien; no es espaciosa ni mucho menos pero tiene las comodidades de cualquier aerolínea para estos viajes largos. Tras dos vuelos (Madrid-Bogotá-Lima) nos estaba esperando el taxi del hostal (Carlitos) para llevarnos a nuestro alojamiento. Antes de encontrarnos con él cambiamos un poco de dinero en el aeropuerto (1€-3,5PEN). Fue horrible, llegábamos cansadas del viaje y no sabíamos que nos esperaba una hora en una "tartala" de coche que se convirtió en hora y media por el tráfico tan denso que había; podíamos estar 15 minutos parados sin movernos. Para ser honesta prefería más el caos de la India y sus pitidos que la pasimonía y el desorden de esta ciudad. También hay que decir que verlo de noche es diferente porque no disfrutas de ese viaje mirando cada rincón desde el auto. Llegamos al alojamiento "Casa hualpa Hostel", fuimos a comprar agua y algo para comer y a dormir que necesitábamos descansar para el día siguiente. El jetlag nos estaba matando.
Día 2: Lima (1/08/19)
Teníamos desayuno incluido en el hostal de 8:00h a 10:00h (tortitas con fruta y mermelada, café con leche y zumo de naranja) y lo disfrutamos en la terraza con dos chicas hospedadas también allí. Comenzamos nuestro día yendo a un free tour general de Lima que comenzaba a las 10:00h. Llegamos un poco tarde y no había nadie así que pensamos que se habían ido; los del KFC de al lado nos dejaron llamar al número de contacto pero no contestaban así que nos fuimos andando en su búsqueda. 100 metros más adelante vino Franchesco corriendo para decirnos que aún no había comenzado el tour pero que no estaban puntuales porque los peruanos son así, llevan ritmo caribeño. En ese momento conocimos a “Lydia” (nuestra guía) y a Eli (catalana viajando sola). Salimos desde la plaza J.F. Kennedy donde nos dieron una breve explicación del barrio de Miraflores y de ahí fuimos a coger un bus urbano por 2PEN con destino barrio Barranco donde habíamos quedado con otro grupo que se incorporaba al free tour en castellano. Recorrimos barranco con diversas explicaciones y entrando en una galería de arte. Lydia se prestaba a echarnos todas las fotos que queríamos y a contestar a las cuestiones que nos surgían. Nos hacíamos llamar las “pachamama limeñas” porque éramos un grupo solo de mujeres (argentinas, uruguayas y españolas) y porque era el día de “pachamama” que significa tierra. De camino a coger el metrópolitano (forma de transporte que recorre toda la ciudad de norte a sur) nos acercaron en un vagón de tren habilitado como restaurante para hacer una visita gratuita. Cogimos el metropolitano por 2,5PEN y ahí es cuando tuvimos nuestro pequeño percance; no paraba de entrar gente en cada parada que hacíamos y no salía nadie, se ve que todos íbamos hacia el mismo destino; me empecé a marear del calor y el agobio y decidí quitarme el abrigo y ponerme al lado de la ventana para coger un poco de aire fresco. Yo notaba que mi cuerpo no respondía y de repente me desmayé; tuve suerte porque enseguida mis amigas me agarraron para que no me cayese al suelo, me quitaron ropa que me sobraba y una mujer local me puso alcohol en la nariz para que oliera y recuperara la consciencia. Me sacaron rápidamente del vagón y vino en seguida un guardia con más alcohol y preocupado por lo que me podía haber pasado. Con Franchesco, mi hermana, Ana y Eli nos fuimos caminando hasta el hospital más cercano al que ya había llamado el guardia previamente. De camino pasamos por el estadio de deportes donde se estaban celebrando los juegos paramericanos y llegamos al médico donde me chequearon y me dieron los consejos necesarios para pasar los días restantes (descansar, comer abundante, beber agua y en Cusco comer coca para prevenir el mal de altura). Después del susto decidimos comer algo para recuperar fuerzas y fue cuando probé la famosa papa con huevo muy típica de Perú (en el país tienen más de 3000 variedades de papas).
Nos juntamos con todo el grupo en el centro histórico de Lima, concretamente en la Plaza de Armas. Una plaza espectacular, amplia y con mucha vida. Allí finalizaba el free
tour y nos fuimos todo el grupo a comer juntas al
restaurante “La Bonita”; famoso por tener las 4B (bueno,
bonito, barato y bastante). Como nos había quedado mucho
por ver de la mañana, Franchesco accedió a darnos otro free
tour de tarde pasando por El Barrio Chino y los diferentes
mercados de la zona. Fue una suerte porque no íbamos
como guía y turistas, sino como 5 amigos. Probamos una
taza de emoliente (1PEN) de un puesto de la calle para
prevenir anginas, problemas digestivos... y como nos gustó
tanto compramos bolsitas en el Gran Mercado Ramon
Castilla. Probamos diferentes piscos (bebida muy típica
peruana) en diferentes casas de degustación gratuitas.
Por último fuimos al Museo del Chocolate que está en la
plaza de armas y a “Maury bar”; bar antiguo de toda la vida con un pisco espectacular (15€/pisco). De ahí cogimos un uber (12PEN) que nos llevó hasta el parque del agua donde se encontraba el circuito de luces del "Circuito Mágico del Agua" Hay sesiones a las 7:15, 8:15 y 9:30 aunque se puede ir antes para hacer el circuito y terminar con el espectáculo en una de sus fuentes. La entrada cuesta 4PEN y dentro puedes comprar comida rápida para picotear. Para finalizar el día cogimos desde allí otro uber que nos llevó al hostal pasando por la plaza Kennedy para dejar a Eli en su hostal. Hicimos la maleta rápida porque a las 5:00 cogíamos el avión hacia Cuzco y nos metimos un rato en la cama.

Fuente multicolor en la parte más alejada del parque

"Milco" era la mascota de los juegos.

Cuesta 4PEN y la sesión para ver el espectáculo es a las 19:15, 20:15 y 21:30.

Fuente multicolor en la parte más alejada del parque
Día 3: Llegada a Cusco (2/08/19)
Cogimos el avión con "Peruvian Airlines"a las 4:00h de la mañana sin saber que era a esa hora. En principio era a las 5:00h y sin avisar cambiaron el horario y menos mal que nos gusta ir con tiempo para estas cosas; aún así tuvimos que pasar el control rápido. Una hora de vuelo y llegada a Cusco sobre las 7:00h. Como hasta las 8:30h no nos dejaban el alojamiento nos metimos a desayunar a una cafetería del aeropuerto y para las 8:00h cogimos un uber hasta el apartamento (20PEN) que se encontraba en la zona de Santiago y se llamaba "Terrapartment". Nos habían recomendado dormir en cuanto llegásemos para no notar el mal de altura o “soroche” como le llaman los peruanos. Hicimos caso porque no queríamos pasar otro día malo como el anterior y nos echamos a la cama hasta las 13:00h. Nos fuimos a la Plaza de Regocijo a comer algo para pasar el día y probar algo típico e Perú; nos decidimos por el choclo y estaba muy rico. Teníamos las excursiones buscadas desde España pero con posibilidad de cancelación; y menos mal. Llegamos a Cuzco y todas las agencias ofrecían las excursiones a mitad de precio, incluso un poco menos si regateabas. Nos decidimos por coger el tren de Aguas Calientes a Ollantaytambo porque era lo único que no habíamos contratado. Los sitios se estaban agotando rápidamente y lo más barato que conseguimos fue un viaje por 116€. Muy caro pero nos apetecía volver en ese tren azul antiguo con vistas panorámicas y un espectáculo durante el viaje. Así que si se quiere ir a Machu Pichu en tren o volver en el mismo, COMPRAR LOS TIKETS CON ANTELACIÓN. En la misma agencia situada en la Avenida del Sol de Cusco cogimos una excursión de un día en la que visitábamos “Pisac”, “Chinchero”, “Maras”, "Moray" y "Ollantaytambo"; en definitiva 5 de los pueblos del Valle Sagrado (155PEN/3personas). Después nos fuimos a otra agencia y cogimos la excursión de la montaña de los 7 colores (Vinicunca) y la laguna Humantay por 120PEN (no incluye las entradas: 10PEN cada una) porque en España nos salía por el doble. Estuvimos callejeando por el pueblo de Cusco, disfrutando de su ambiente, sus puestos, su gente y no tanto de su clima, es una ciudad fría y por las noches refresca bastante. Tiene un montón de balcones de colores en la Plaza de Armas y sus calles son estrechas y llenas de bares y tiendas. Decidimos comprar comida en un supermercado porque al día siguiente nos íbamos a Aguas Calientes y teníamos que llevar almuerzo; simplemente cogimos jamón y queso para hacernos unos sándwiches y alguna galleta para el desayuno. Después nos fuimos a cenar y como no, queríamos probar algo típico también; cenamos en el restaurante “El Tabasco” una placa rellena (especie de ensaladilla con pollo, papa, aguacate y alguna legumbre) y alpaca a la brasa (familia de la llama). Al día siguiente nos esperaba un día movidito, para no variar, así que decidimos irnos pronto a la cama después de preparar las mochilas pequeñas de 5Kl para el viaje a Machu Pichu.
El dueño de nuestro alojamiento fue muy considerado y se ofreció a guardarnos las mochilas grandes para que no las dejásemos en otro sitio con lockers. PARA IR A MACHU PICHU SOLO PUEDES LLEVAR UNA MOCHILITA PEQUEÑA así que métete solo lo imprescindible (ropa interior, pijama, la ropa del día siguiente y la del viaje, botiquín y neceser).
















Día 4: Cusco - Hidroeléctrica - Aguas Calientes (3/08/19)

Salimos con un bús desde la Plaza de Armas para, después de 6 horas y media llegar a hidroeléctrica.

Este es el tren en el que volveríamos al día siguiente. Marca la salida al recorrido desde hidroeléctrica.

La plaza Manco Capac está rodeada de restaurantes y en el centro presenta una enorme estátua del inca "Pachacute".

Salimos con un bús desde la Plaza de Armas para, después de 6 horas y media llegar a hidroeléctrica.
El día comenzaba a las 7:30h de la mañana en la Plaza de Armas donde habíamos quedado con nuestra agencia (contactamos por teléfono y no me sé el nombre de la agencia) para coger un bus de camino a Hidroeléctrica y de allí partir andando hacia Aguas Calientes (Machu Pichu pueblo). El camino duraba 6 horas con dos paradas de 20 minutos y en un mini bus de 15 a 18 plazas. El camino era complicado por el mal estado de la carretera y el poco espacio que había entre asiento y asiento. Conocimos a tres chicos sevillanos que estaban de voluntariado en el norte de Perú y se habían escapado 4 diitas para visitar lo más típico del país. Fuimos con ellos en el bus y por lo menos se hizo un poco ameno; entre dormir, hablar y cantar alguna canción de campamento pasamos un rato agradable teniendo en cuenta la incomodidad del viaje.
Llegamos a Hidroeléctrica y pusimos rumbo a Aguas Calientes andando por las vías del tren. La ruta es maravillosa; llena de verde, rocas blancas y redondeadas, ríos y mucho monte. Son 10km pero a nosotras nos costó más tiempo por las fotos que echamos durante el trayecto. Por el camino hay distintos puestos donde puedes comprar agua, ya que es súper importante hidratarse y algo de comer para no perder el ritmo.
Unas letras coloridas nos recibían en Machu Pichu pueblo. La entrada al pueblo es muy bonita y está muy iluminada (llegamos de noche), las casitas son pequeñas y en poco tiempo puedes visitar el pueblo; hay un mercado típico peruano con tiendas de todo tipo. Después de comprar los billetes de bus de subida a Machu Michu (226PEN) en la oficina de bolotea (recomendado hacerlo el día anterior porque ese mismo día hay colas por todos lados) preferimos probar las Termas tan famosas y después de una larga cuesta y 20PEN por persona accedimos a ellas. Las instalaciones están bien, nada del otro mundo; ni mucho menos como las termas de Budapest pero están decentes. Las aguas tienen un color verdoso que parece sucio debido a los minerales que salen de la tierra. Estuvimos muy poquito porque llegamos a las 19:00h y para las 20:10h cerraban las consignas; aún nos dio tiempo para disfrutar de un mojito de fresa en las aguas tan calientes. Después bajamos al pueblo a cenar en uno de los restaurantes de la parte interior que se dirige hacia la Plaza principal, visitamos los alrededores un poquito y de ahí para el hostal "Casa Machu Pichu hostel" porque al día siguiente subíamos a “Machu Pichu”, ¡Qué emoción! Había llegado el momento más esperado.
Día 5: Wyana Pichu y Machu Pichu (4/08/19)
Madrugamos para coger el bus de camino a Machu Pichu; nuestra entrada era para las 7:00h de la mañana ya que subíamos a Wayna Pichu y para las 6:00h queríamos estar en la fila. Cumplimos lo propuesto y puntuales fuimos a la parte del puente en la entrada del pueblo donde empezamos a subir, a subir, a subir y a subir; aquello no terminaba. Nosotras pensábamos que íbamos pronto con una hora de antelación y resulta que íbamos por el final de la fila de la gente que tenía el horario como nosotras. Es una pena que esté tan masificado pero en parte nosotras contribuimos a ell del mismo modo. Esperamos a los autobuses y en 25 minutos ya estábamos en Machu pichu (ciudadela). El camino estaba cubierto por una lluvia densa que parecía que no iba a levantar en todo el día; los buses con antinieblas y los conductores con poca esperanza de que el día se arreglara. Llegamos al lugar y estaba desierto, solo había llamas y personal trabajando. Decidimos subir la montaña independientemente de si hacia bueno o mal tiempo (no todos los días va una a Perú, y mucho menos sube esa espectacular montaña). El recorrido fue un poco duro y te faltaba el aire en ocasiones; claro que todo depende de la forma física en la que se encuentre cada uno. conforme íbamos subiendo iba desapareciendo la niebla y daba paso a un día soleado en el que nos podíamos poner incluso en manga corta. Se compensa todo el esfuerzo una vez llegas a la cima y divisas ese espectacular paisaje lleno de monte verde y al fondo “Machu Pichu”. A pesar de haber visto esa imagen en mil fotografías de internet no es comparable con lo que se siente en ese momento. Estábamos delante de una de las 7 maravillas del mundo, la Ciudad Inca de Machu Pichu. Tras divisar todo el paisaje desde las alturas y compartir momentos con más turistas que también estaban impresionados decidimos bajar porque el tiempo se nos echaba encima y no queríamos bajar con el calor del medio día.
La bajada fue más tranquila aunque no parábamos de mirar por los huecos de los árboles para volver a sorprendernos con el paisaje. Salimos de la montaña y decidimos comer algo porque casi no habíamos desayunado y necesitábamos recargar fuerzas; justo a la salida hay un pequeño chiringuito con vistas a la montaña que acabábamos de dejar y nos compramos unos bocadillos para no tener que esperar demasiado ya que teníamos que entrar a Machu Pichu (ciudadela) antes de la 13:00h. Mientras comíamos pensamos en contratar a un guía que nos explicase a fondo la ciudad inca, hicimos un grupo de 9 españoles y para las 12:30 estábamos dentro. Personalmente no mereció la pena pagar 30 PEN por persona por las explicaciones que nos dio; se dedicaba a repetir lo mismo una y otra vez. A la salida te puedes poner un sello en el pasaporte que indique que has estado allí como recuerdo del viaje. Una vez acabada la visita necesitábamos ir rápido a la consigna para recoger nuestras cosas y al autobús para bajar al pueblo de Aguas Calientes.
Al llevar encima los billetes de tren de vuelta nos dejaron pasar directamente al primer autobús que subiera; de otra manera hubiésemos tenido que esperar una fila de dos horas por lo menos por la cola que había. El trayecto dura media hora y llegamos con tiempo suficiente para coger las cosas del hostal donde habíamos dormido y tomarnos una cerveza “cuzqueña” en el bar de al lado llamado “Machu Pisco bar”. Para las 16:15h estábamos en la estación de tren para embarcar y ¿cuál sería nuestra sorpresa? Que el trayecto de 2 horas duró 4h hasta Poroy. En el trayecto nos dieron un montón de comida y hubo un pequeño espectáculo andino con un desfile de ropa por parte del personal. A la llegada a Poroy cogimos un taxi por 25PEN hasta la plaza de armas de Cuzco. Intentamos coger un uber para ir a por nuestras mochilas que se habían quedado en el alojamiento y no había manera de conseguir. Nos explicaron que al ser domingo hay mucho menos servicio. Para matar el tiempo nos metimos en el restaurante “La Trattoria” y cenamos una sopa de verduras caliente y una pizza. Después cogimos taxi (15PEN) hasta el barrio de Santiago y le pedimos que nos esperase para llevarnos con las mochilas a nuestro nuevo alojamiento “Tucán hostal”. Allí nos dieron una habitación de 6 personas con baño privado en vez de la habitación de 3 con baño compartido que habíamos reservado; tuvimos suerte de que no hubiera mucha gente. Nos dimos una ducha y a la cama para descansar.




























Día 6: Cusco Ciudad (5/08/19)
No madrugamos mucho porque no sabíamos cuándo tendríamos
otra oportunidad para descansar; teníamos el desayuno incluido
así que a las 8:30 fuimos a desayunar y directas a nuestro nuevo
hostel “Puriwasi hostel” donde nos recogería la guía del
free walking tour (civitatis); con ella recorrimos todo el Casco
Antiguo de Cusco además del Mercado de San Pedro. La ruta
fue interesante pero después nos dimos cuenta de que había
muchas más cosas por descubrir mientras callejeábamos por el
Barrio de San Blas y divisábamos toda la ciudad a vista de pájaro
desde uno de sus miradores. Preferimos pasear mientras el sol
estuviese fuera y no hiciese el frío polar que hacía por las noches.
Las callejas estrechas llenas de tienditas coloridas te hacen no poder parar de mirar y mirar aunque no compres nada. Aun así compramos unos cuantos regalos pequeños para familia y amigos. La verdad que hay que decir que en este viaje no se nos ha dado muy bien regatear los precios porque yo personalmente he cedido muy pronto. Después fuimos a comer a uno de los balcones tan señoriales de la plaza de armas por tener unas vistas bonitas; el menú costaba 25PEN pero era bastante escaso y la calidad de la comida era malísima. Probamos el ceviche y no nos hizo mucha gracias, no sé si fue por el pescado crudo o porque no lo hicieron bien, pero se quedó el plato casi lleno en la mesa. Al terminar de comer quisimos comer algo dulce y fuimos a por una crepe a la cafetería y hostal “La Bo´m" pero estaba cerrada y nos metimos en otra cafetería llamada “Ayllu” donde había gofres con chocolate y cafés hechos a mano que estaban buenísimos. El sitio era un poco caro para los precios que rondan en Cusco pero la decoración del local lo compensaba; tenía un estilo nórdico pero a la vez colorido y cálido. Después volvimos andando por las callejuelas del barrio San Blas para toparnos con la piedra de las 12 aristas tan famosa y con la que todo el mundo se quiere fotografiar; justo en la calle contigua hay un Museo del Chocolate al que entramos pero preferimos el que se encuentra en la plaza de armas porque es más grande y te explican todo el proceso del cacao, incluso te dan para probar chocolate 100% puro junto con varios piscos. En la calle al lado de la piedra también hay una tienda al por mayor donde se pueden comprar regalitos baratos y chulis. Nos apetecía probar la fiesta de Cusco y decidimos ir a un bar llamado “Índigo bar” a picar algo mientras nos bebíamos un cóctel y fumábamos una shisha de fresa. Nos sacaron unos nachos y papas para picar y mojitos y caipirinha para beber. Estuvimos bastante rato de risas en los sofás tipo chill out en un ambiente muy juvenil. Justo al lado hay una chupiteria en la que había mucho ambiente pero no teníamos tiempo para ir; queríamos irnos a la cama pronto porque al día siguiente nos venían a buscar a las 4:00h de la mañana. Aguantamos un poco más por las calles a pesar del frío y nos fuimos andando hacia el hostal situado muy cerca del centro.
La verdad es que el día fue muy agradable porque nos dio tiempo a disfrutar de las calles y la gente de esta fantástica ciudad; sin duda, es una ciudad en la que puedes pasar más de dos días descubriendo el centro y los alrededores más cercanos.
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