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Semana de la Moda enMílan y Carnaval de Venecia en 4 días
Día 1 y 2: Milán y su "Fashion Week" (21 y 22/02/2020)
Cogimos el avión en Zaragoza a las 18:25h con Ryanair para llegar al aeropuerto de Bergamo sobre las 8:30h. Decidimos ir a Milán en tren y teníamos los billetes cogidos desde casa (Bergamo centro-Milán centrale 5,5€/persona), aunque luego vimos que había sido un error porque había un bus por 10€ desde el aeropuerto que te dejaba directamente en el centro de Milán. El bus del aeropuerto con dirección a la estación de Bergamo nos costó 3€/persona y lo cogimos directamente en la salida (ya una vez en la calle); desde allí también salen los buses que he mencionado anteriormente. Una vez en la estación de Bergamo teníamos que esperar al tren alrededor de una hora y decidimos tomar un cafecito (descafeinado) en la cafetería de en frente para hacer tiempo. A las 22:02 exactamente cogimos un tren de 40 min con rumbo a Milano Centrale (es la última parada). Una vez en Milán pasamos al Metro para coger la línea verde hasta Loreto y hacer transbordo hasta Preccotto donde estaba nuestro apartamento. El metro nos pareció muy sencillo de utilizar y el billete nos costó 2€/persona y viaje (total 10€). Nos encantó la situación del apartamento y la dueña estuvo muy dispuesta a ayudar en todo momento. CUIDADO: cuando llegamos tuvimos que pagar un impuesto de 30€ por la ciudad y 10€ por haber llegado más tarde de la hora de check-in. Aun así, lo recomiendo con creces porque estaba muy nuevo, había toallas, jabones, secador y la calefacción funcionaba muy bien; la chica nos indicó como llegar hasta allí y nos puso sin problema una cama extra porque íbamos 5 personas. Nos dimos una duchita caliente y a descansar para disfrutar de Milán al día siguiente.
Comenzamos...
Nos levantamos a las 9:00h para salir a desayunar antes del free tour que teníamos contratado a las 11:30h. Desayunamos en la cafetería de al lado del apartamento para no perder tiempo buscando en el centro: aún estuvimos un buen rato hablando con los mega XL cafés que nos sirvieron.
CONSEJO: no suele haber leche sin lactosa en las cafeterías pero sí leche de soja en te saca del apuro. Tampoco hay mucha variedad de pasteles sin gluten pero en cambio hay bastantes restaurantes con todas las variedades de intolerancia.
Volvimos a coger el metro dudando si coger un billete solo de un viaje o el del día entero; como queríamos patear y Milán no es una ciudad grande cogimos el de solo ida porque nos salía más barato (10€-billete de día). Comenzamos el free tour que duró 3 horas y vimos las partes más características de la ciudad para acabar en “La Scala”. Tuvimos suerte con el guía porque nos permitía echar fotos en los monumentos más memorables para no tener que volver al sitio para llevarte el recuerdo. Nos llevaron por el castillo, el duomo, la ópera y diferentes edificios como la banca, el edificio de generally o el starbacks que es uno de los 5 más grandes y bonitos del mundo, o eso nos dijo él. Después del tour nos envió un mapa con los restaurantes más recomendados según su criterio; yo no puedo comer gluten y llevábamos embutido para comer en un banco o haciendo picnic y no perder mucho tiempo; no encontramos pan sin gluten en ninguna pastelería y tuvimos que recurrir al Carrefour para comprar pan de molde sin gluten e ir tirando. Volvimos al castillo para comer en la explanada de césped que había rodeándolo, sacamos nuestro queso, chorizo y salchichón y comimos en media horita para poder ir a ver la catedral por dentro con su terraza. De camino fuimos parando en un montón de tiendas y a comprar un “gelato” antes de subir a la terraza del duomo. Fue un error porque a las demás del grupo les sentó fatal porque hay unas cuantas escaleras para subir.
CUIDADO: Los tickets para entrar hay que cogerlos en el lateral derecho mirando hacia el duomo para luego ir a la parte contraria para entrar. Nosotras fuimos directamente a las escaleras de la parte izquierda y tuvimos que volver a ir después. Está todo cerca pero en un poco incordio el ir y volver.
Nos encantó la terraza y las vistas desde allí con el atardecer de fondo; no se aprecia en las fotografías lo bonito que era. Tanto la catedral por fuera como la terraza me encantaron, al contrario que la catedral por dentro que tampoco me hizo especial ilusión porque habiendo visto la de Burdeos y la de Burgos me pareció muy pobre para lo majestuoso que era por fuera.
A la salida compramos agua en un puesto de la plaza y nos dirigimos a la galería para ver al típico torico al que hay que pisar los “huevos” y dar 3 vueltas sin levantar el talón; se dice que si lo consigues, volverás a Milán en algún momento de tu vida.
De ahí fuimos andando una media hora hasta los canales de Milán “Navigli” para tomarnos unas tapitas en las terrazas. La noche no estaba muy fría para estar en pleno mes de febrero pero agradecimos cuando nos dieron unas mantas y nos acercaron la estufa para que estuviésemos calientes. Hay una gran variedad de bares para tomar algo y cenar de picoteo; nosotras entramos a “Más Milan” y por 12€ teníamos una consumición y barra libre de comida (sándwiches, empanadas, ensalada, queso, embutido, alitas, fritos...), eso sí, solo podíamos estar 1 hora y media con cada consumición; después de ese tiempo, o tomabas otra por el mismo precio o aire.
Volvimos andando hasta la parada de metro más cercana según nuestro GPS e hicimos el mismo recorrido de línea verde y línea roja pero con alguna que otra parada de más hasta llegar a Preccotto. Nuestro día se acababa ahí y nos había encantado Milán con su majestuoso Duomo y su ambiente de moda más destacado estos días por la Fashion Week.
Día 3: De Milán a Venecia (23/02/2020)
Salimos de nuestro hotel a las 8:00h de la mañana para llegar al tren a las 8:45h en la estación central; la verdad que llegamos bastante justas porque justo se fue un metro que teníamos que coger. Tuvimos 2 horas y media de viaje con “Trenitalia” hasta la estación ferroviaria de Santa Lucía en Venecia. Aquí empezó nuestra odisea; el GPS no iba nada bien, perdía el rumbo y no tenía ni idea de situarnos, así que estuvimos dando vueltas y vueltas por las estrechas calles de Venecia y cogimos la vaporeto para ir a la parada de St. Angelo porque nos dijo el casero que esa estaba cerca. Buff... personalmente creo que todo estaba explicado fatal; no ponía la dirección de cada vaporeto y no funcionaba la máquina para ticar. Menos mal que un alma caritativa nos dejó pasar con su ticket para preguntar a las chicas que van en el barco. Al final supimos cómo ir (línea 1 en la parte derecha); compramos un ticket por 14€ en el que se incluían 10 viajes y no nos funcionó; tras bajar estuvimos otro buen rato caminando sin rumbo y preguntando sin obtener respuesta clara; finalmente quedamos con el casero en una plaza y vino a recogernos para llevarnos al hotel que estaba al lado de la parada de la vaporeto. Vaya, que habíamos perdido por lo menos una hora y media hasta llegar. El hotel era bastante viejo y sin ningún tipo de comodidad, lo bueno era que estaba bastante céntrico. Personalmente no lo recomiendo mucho por lo difícil que fue de encontrar y lo poco higiénico que estaba. Dejamos nuestras maletas y nos fuimos pitando hasta “la Academi” donde habíamos quedado para el free tour. En principio el tour tenía que durar alrededor de 2 horas; a mitad del tour el guía nos dijo que había noticias sobre Venecia y que el CARNAVAL SE SUSPENDÍA. No podía ser, habíamos venido para ver el famosísimo y mundialmente conocido carnaval de Venecia y ¿nos íbamos a ir sin verlo? Menudo bajón en un momento; según el guía iban a cerrar la plaza de San Marcos y la Basílica, no se iban a celebrar los conciertos y la gente no iba a disfrazarse... El “coronavirus” había llegado a Italia y las ciudades más afectadas eran Milán y Venecia; habían tomado la determinación de suspender todo tipo de eventos para prevenir los contagios masivos. Entre todo el grupo del free tour decidimos ir directamente a la Piazza de San Marcos por si acaso la cerraban inmediatamente y no teníamos oportunidad de disfrutarla. Al llegar todo parecía normal; si que había mucha gente con mascarillas (incluso la policía) pero la gente seguía disfrazada y disfrutando del carnaval; trajes de colores, máscaras variopintas, música, fotógrafos intentando conseguir la mejor perspectiva de la plaza con las personas disfrazadas del s.XVIII y las performances de estas. No sabíamos a donde mirar y al final perdimos a nuestro guía. Nos dio mucha pena pero nos quedamos por nuestra cuenta para aprovechar el tiempo y que no se nos quedase nada en el tintero por si al día siguiente no podíamos salir de la habitación debido a la alarma tan seria que había en la ciudad. Como turistas que éramos nos compramos nuestras máscaras venecianas en uno de los puestos que había en la calle (15€/mascara medianas). Cruzamos el puente de los suspiros y nos echamos unas cuantas fotos; se llama así porque había al lado una cárcel y los prisioneros suspiraban al ver por última vez el mar. La historia romántica es que las chicas suspiraban por amor pero no es la historia real. Paseamos por la orilla del canal entre un montón de turistas y no parábamos de encontrar gente disfrazada. Entramos en la Basílica de San Marcos antes de las 17:00h porque a esa hora cerraban; la mochila hay que dejarla en una consigna situada en uno de los laterales de la basílica de forma gratuita. Probamos a subir a los pasillos superiores por 1,50€ pero ya no permitían visitas.
Como seguía la alerta generalizada intentamos hacer todo lo posible en ese día y por ello cogimos un paseo en góndola sobre las 17:30h para ver el cielo con su atardecer rosado y disfrutar de la luz que dejaba apreciar los puentes y edificios que íbamos recorriendo. La góndola nos costó 60€ entre las 5 que íbamos sin necesidad de negociar el precio, ya que eran las últimas horas de luz y tampoco tenían mucho trabajo; nos pareció un poco caro para un paseo de media hora, pero al final es como todo lo turístico, se paga. Como ya quedaba menos gente por las calles decidimos ir a tomar un café calentito a “La bottiga di Lovo” y menuda clavada por el café. Nos sorprendieron los precios porque no nos esperábamos que fuese tan caro un desayuno o un simple café. Tras una buena charleta dimos otra pateada por la zona del puente de Rialto y volvimos a la Piazza para ver el campanario iluminado y el pequeño concierto con el que se iba a acabar el Carnaval Veneciano 2020. Nos encontramos también con trajes de carnaval iluminados con un montón de luces y que llamaban la atención; la gente se resignaba a acabar su carnaval de esa manera. Cenamos en un restaurante muy italiano donde solo había pizza y pasta y un hombre tocando el acordeón para amenizar la cena; estaba bastante vacío pero nos atendieron muy bien. De ahí nos dimos otro paseo hasta el hotel, ducha y a la cama.
La verdad que Venecia se disfruta pateando y perdiéndose entre sus callejones; para ayudarnos con la orientación podemos seguir los carteles amarillos en las fachadas que te llevan a los 5 puntos principales de la ciudad.
Día 4: ¿Carnaval de Venecia? (24/02/2020)
No madrugamos mucho porque no sabíamos con que nos íbamos a encontrar. Fuimos directas a desayunar en una cafetería cercana al hotel; allí nos encontramos con unas chicas de Autol (un pueblo de La Rioja) que nos recomendaron la visita a la parte “moderna de la ciudad” y la excursión a Murano y Burano; ya teníamos pensado hacerla pero por nuestra cuenta, no somos muy fans de las excursiones programadas. De ahí nos fuimos de nuevo a la Piazza para ver si podíamos visitar la parte de arriba de la Basílica y el Palacio Ducal, pero estaba todo cerrado. Aprovechamos para comprar unas láminas de la ciudad (Ana y yo siempre intentamos coger una lámina y una imán de recuerdo); nos costaron 2x15€. De ahí fuimos andando hasta la librería típica de Venecia en la que todo el mundo se echa una foto en sus escaleras de libros; se llama “Aqua Alta” y se encuentra a unos 10 min de la Piazza San Marco. Es una librería muy peculiar y merece la pena verla y dar una vuelta por sus rinconcitos. Después nos fuimos andando a la Basílica de la Salute donde pudimos entrar y ver que era una iglesia diferente a todas las demás; la parte central era redonda (me recordó a la iglesia de Mosta en Malta) y la lámpara central casi tocaba el suelo. La fachada es impresionante y justo en frente tienes una parada de vaporetto para acceder a cualquier punto de la ciudad. Nosotras la cogimos para ir a Murano y Burano; cogimos la línea 1 hasta la estación ferroviaria de tren y allí cambiamos a la línea 3 con dirección Murano; el trayecto duró aproximadamente 1 hora, bajamos y paseamos hasta el faro donde se encontraba la otra parada que nos llevaría a Burano. El pueblito no nos disgustó, al contrario, nos pareció muy “cuco” con las fachadas viejas y las tiendas de cristal de Murano. Aprovechamos para comprar un imán de cristal de Murano por 3€ y continuamos el paseo hasta el faro (unos 5min si no te entretienes en las tiendas). Cogimos la línea 12 desde el faro con dirección a Burano y haciendo alguna que otra parada; al llegar allí no nos resistimos a fotografiar todas y cada una de sus fachadas tan coloridas y pintorescas. Nos descuidamos tanto que para cuando quisimos comer algo en un restaurante eran las 17:30h y ya estaba todo cerrado. CUIDADO: Todo cierra sobre las 17:00h en temporada baja como en ese momento. Seguimos aprovechando los pocos minutos de luz que nos quedaban y cuando anocheció nos sentamos a tomar algo en una cafetería. NO ESTÁN PREPARADAS PARA LAS PERSONAS CELIACAS O CON CUALQUIER INTOLERANCIA. Salimos de allí con la noche cerrada y paseamos por la plaza principal para dar un paseo hasta la parada para volver a Venecia. No nos acordamos de mirar los horarios de vuelta y ya no quedaba casi gente por las calles, la verdad que nos asustamos un poco y decidimos preguntar para asegurarnos; había a y 36 y a y 53 a cada hora. Al volver no realizamos el mismo recorrido porque en vez de hacer transbordo en Murano fuimos hasta “Fondamente Nove” (en el norte de Venecia) para andar hasta nuestro hotel. Había unos 20 minutos y por el camino paramos a cenar en un restaurante llamado “Al vaporetto” que tenía bastante variedad de comida, tanto carne, pescado, ensaladas, pasta y pizza. Una vez terminamos la cena, nos fuimos al hostal para preparar las maletas , darnos una ducha y descansar.Como seguía la alerta generalizada intentamos hacer todo lo posible en ese día y por ello cogimos un paseo en góndola sobre las 17:30h para ver el cielo con su atardecer rosado y disfrutar de la luz que dejaba apreciar los puentes y edificios que íbamos recorriendo. La góndola nos costó 60€ entre las 5 que íbamos sin necesidad de negociar el precio, ya que eran las últimas horas de luz y tampoco tenían mucho trabajo; nos pareció un poco caro para un paseo de media hora, pero al final es como todo lo turístico, se paga. Como ya quedaba menos gente por las calles decidimos ir a tomar un café calentito a “La bottiga di Lovo” y menuda clavada por el café. Nos sorprendieron los precios porque no nos esperábamos que fuese tan caro un desayuno o un simple café. Tras una buena charleta dimos otra pateada por la zona del puente de Rialto y volvimos a la Piazza para ver el campanario iluminado y el pequeño concierto con el que se iba a acabar el Carnaval Veneciano 2020. Nos encontramos también con trajes de carnaval iluminados con un montón de luces y que llamaban la atención; la gente se resignaba a acabar su carnaval de esa manera. Cenamos en un restaurante muy italiano donde solo había pizza y pasta y un hombre tocando el acordeón para amenizar la cena; estaba bastante vacío pero nos atendieron muy bien. De ahí nos dimos otro paseo hasta el hotel, ducha y a la cama.
La verdad que Venecia se disfruta pateando y perdiéndose entre sus callejones; para ayudarnos con la orientación podemos seguir los carteles amarillos en las fachadas que te llevan a los 5 puntos principales de la ciudad.
Día 5: Nos vamos (25/02/2020)
Nuestro último día en Venecia consistió en coger todos los medios de transporte posibles para volver a nuestras casitas.
Desde la parada St. Angelo nos montamos en el vaporetto (línea amarilla-ALILAGUNA) que nos llevó directas al aeropuerto de Venecia Marco-Polo (16€/persona). Tarda más o menos una hora y una vez en el aeropuerto tuvimos que esperar un poquito porque nuestro vuelo salía a las 12:20h; Habíamos llegado pronto porque no sabíamos lo que iba a pasar con los vuelos ya que había una HUELGA DE CONTROLADORES. Llegamos a Madrid en el tiempo previsto y cogimos el cercanias hasta Atocha con el billete de Renfe para que nos saliese gratis. En media hora llegamos y como nos quedaba tiempo decidimos comer algo y esperar al tren hasta Tudela; a las 20:30h llegamos a casita con ganas por todo lo que habíamos vivido.
A pesar de todo, me encantó Milán y me encantó Venecia con sus mascaras y colores en la Piazza San Marcos.
¡Qué viva el Carnaval!
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