Madrugamos para aprovechar la poca luz del día y nos sorprendemos al ver que todavía NO ES DE DÍA A LAS 9:00h. ¿Cómo vamos a aprovechar el día si no hay horas de luz?  Aún así decidimos poner rumbo al centro de información y turismo que abría a las 9:00h.

Seguía lloviendo pero no hacía mucho frío y nosotros tan contentos y felices, todavía no sabíamos lo que nos esperaba durante todo el día. Tras decepcionarnos en la oficina de información y turismo cuando nos dijeron que todas las atracciones navideñas habían terminado y que, para más inri, muchos de los locales estaban cerrados porque también era día de fiesta, nos dirigimos hacia una cafetería barata y muy típica de allí llamada “Narvesen”; queríamos desayunar para coger fuerzas y llevarnos el desayuno (café grande y croissant-25NOK) “to take away ”. Croissant en mano y con fuerzas para pasear por Bryggen (una de las zonas más famosas y carismáticas de la ciudad); echando fotitos, entrando en sus preciosas tiendas sin comprar nada ya que no había nada decente a nuestro alcance... Dado el presupuesto que teníamos para este viaje, preferíamos gastarlo en comer algo más especial disfrutando de las casas de colorines que encontramos por toda la zona y en general por todo el lugar. Después fuimos al pueblo tan famoso de jengibre (Pepperkakebyen). Personalmente, me esperaba mucho más por 100NOK (estudiantes 80NOK), aunque si se va en familia con hijos e hijas merece mucho la pena; se lo pasan pipa tirándose por la nieve artificial que hay. Intentamos dar un paseo por las calles tan chulas con casas a cada cual más sorprendente, pero la lluvia y la niebla nos lo impidieron y volvimos a la oficina de información y turismo a preguntar si merecía la pena subir al monte Fløyen y de paso comprar souvenirs (dos imanes y una postal) en el mismo centro. En la parte de abajo se encuentra el mercado del pescado que es uno de los esenciales en Bergen. El primer día pasamos por allí y nos pareció un menú carísimo; tras darnos un choque de realidad con los precios pensamos que no era tan caro como parecía. Dimos una vuelta observando la cantidad de pescado que había y teniendo envidia sana de la gente que estaba comiendo, y nos fuimos a subir el monte porque parecía que había despejado un poco de la niebla. Antes de subir, para comer algo, fuimos a un McDonald a comernos una pequeña hamburguesa y dos botellines de agua (8,89NOK). Empezamos a subir al mirador, nuestro objetivo era subir andando hasta allí pero sin querer nos dimos de morros con una de las entradas al funicular (10NOK cada uno) y como llovía tanto decidimos cogerlo. Subimos hasta arriba y ya se veía poco a poco lo que nos esperaba; llegamos arriba después de ir viendo mientras subíamos las vistas que desde el funicular nos dejaba ver la niebla. Cuando ya estábamos allí, no pudimos ver nada porque como supusimos subiendo, estaba todo cubierto por la dichosa niebla. Dimos una vuelta por la tienda de souvenirs y ya emprendimos la bajada del monte andando; algo muy bonito debido a la gran variedad de vegetación (bajar nos costó algo más de una hora ya que íbamos parando a echar fotos y buscando renos, jeje); la verdad que ya nos apetecía patear un poco y esta fue la ocasión perfecta a pesar de que seguía lloviendo y con mucho frío.  

Al llegar al centro de la cuidad nos dirigimos a una fortaleza vikinga que hay al final del paseo de Bryggen llamada "Bergenhus", pero no entramos porque habían partes en obras y creímos que no merecía la pena. Continuamos por Bryggen entrando en las tiendas que nos quedaban por ver de la mañana; pudimos comprobar lo estrechas, largas y altas que son todas; nos encantó ver tanto adorno navideño junto. Una vez terminado el paseo, a las 16:00h nos dirigimos a un pub que habíamos visto antes del viaje y habíamos leído que era de productos noruegos “Pingvinen”. La comida estaba muy rica, sobre todo el “plukkfisk”, una especie de revuelto de puré de patata y bacalao.; yo me pedí también un chocolate caliente para afrontar la vuelta a la calle y al frío polar. Con el tiempo que hacía (lluvia sin parar) y la poca gente que había por la calle, decidimos ir al apartamento a cambiarnos de ropa. De camino, fuimos al supermercado "Rema 1000" porque estábamos cansados de estar pagando muchísimo por comer; compramos pan, pechuga de pavo, mermelada y dos manzanas, además de carne de reno para regalar a la familia. El cansancio nos pudo y a las 7:00h de la tarde ya estábamos en casa para ducharnos, leer un poquito y dormir.