

Hola
ALBANIA
Día 1: Viaje (BCN - TIA)
Salimos de Barcelona a las 19:45h cuando tendríamos que haber salido a las 18:50h; esto ya nos da una señal de que el viaje no va a ser tranquilito. Nuestra escala en Milán era de apenas hora y media y no nos dejaba hacer la facturación de nuestro segundo vuelo con destino a Tirana; con lo cual, tendríamos que salir del aeropuerto e ir a facturación para coger las tarjetas de embarque y pasar de nuevo el control (con todo lo que eso conlleva). Conseguimos llegar a Milán e ir a la aerolínea para facturar a sólo una hora del vuelo. ¿Cuál fue nuestra sorpresa? Que había overbooking en nuestro vuelo y tendríamos que esperar a ver si fallaba alguien y conseguíamos entrar. Yo nerviosa perdida pensando en que me iba a tener que quedar en Italia o perder un día entero de Albania y con una semana no íbamos sobrados de tiempo. Al final y como siempre, todo quedó en una anécdota más porque el segundo vuelo se retrasó, llegamos a tiempo y fallaron 2 pasajeros de ese vuelo. Buffff, por lo pelos.
Una vez en Albania (1:50h de la madrugada del día 16), habíamos contratado el servicio de suttle (transporte) que ofrecía el hotel en el que nos hospedábamos. Este viaje era gratuito y te llevaban hasta la puerta del hotel que estaba a pocos km del aeropuerto. Antes de ir al encuentro de nuestro conductor, decidimos parar a cambiar dinero en el aeropuerto; como el cambio no estaba muy bien (1€=111 lek), cambiamos simplemente 100€. También aprovechamos para comprar la tarjeta SIM en Vodafone (18€ la tarifa de 21 días y 35GB). Siguiendo con el viaje, al principio pasamos un poco de miedo porque todo era nuevo y nos llevaron por un camino de cabras muy oscuro que no sabíamos dónde terminaría. Al llegar al hotel “La Palma” todo cambió; el personal fue súper amable y dispuesto a ayudarnos en todo. Dejamos las maletas en la habitación y nos bajamos a una de sus terrazas (a cada cual mejor decorada) para tomarnos una de las cervezas más típicas de Albania (Kozça). Sobre las 3:00h de la madrugada nos fuimos a la camita porque al día siguiente teníamos que coger nuestro coche alquilado a las 9:00h.
Día 2: Krujë y Shkoder
Nos levantamos sobre las 8:30h y nos dirigimos a la recogida del coche de alquiler (con la compañía “Autovía” ya contratado con antelación) en el cual íbamos a recorrer Albania durante los días de estancia en el país. Tuvimos la suerte de que el personal del hotel “La Palma”, por un precio de 5€, nos llevó hasta el sitio en el cual teníamos que recoger el coche. Una vez allí realizamos todo el trámite, aumentamos las coberturas en la póliza de seguros contratada previamente ya que no cubría todo lo que esperábamos (268€ + 60€ (seguro). Una vez cogido el coche nos dirigimos a Krujë.
Íbamos muy ilusionados ya que era el primer lugar que íbamos a visitar, así que después de tomar un café para desayunar en el “Fabiani’s bar” y comprar unas pastas en el “Akullona kruga” emprendimos la visita al castillo de Krujë y a sus alrededores. En el castillo puedes disfrutar de diferentes vistas aéreas de la ciudad, un lago Bovilla y en el interior del mismo el museo “MUSEUMI GJERGJ KASTRIOTI (SKËNDERBEU).” en el cual no entramos ya que no veíamos conveniente verlo porque no solemos ser de visitar mucho los museos; y más con el tiempo tan limitado para el viaje. Lo que de verdad nos gustó fue el mercadillo que tienen montado a las faldas del castillo, en el valle de las montañas, el "Old Bazaar". Hicimos alguna compra de productos típicos del país (camiseta típica albanesa para Michel), nos tomamos una cerveza en “Bar Kafe Derexhiku” ya que el calor empezaba a apretar y disfrutamos de unas canciones típicas albanesas que nos ofrecieron un grupo de señores vestidos con los trajes típicos del país. Sobre la 1:00h del mediodía emprendimos el viaje a Skhodër para evitar las altas temperaturas de las siguientes horas. Después de la hora y media de viaje que hay entre las dos ciudades fuimos directamente al hostel “My Hostel” para dejar las maletas y el coche aparcado. Una vez hecho esto, fuimos a comer a un restaurante de comida tradicional albanesa que nos recomendó el dueño del hostel, llamado “Fisi”. Como no podía ser de otra manera y para tener una toma de contacto con la gastronomía del país, probamos los platos que nos recomendó el camarero. Comenzamos con una sección de pequeñas raciones de verduras y aperitivos típicos (Fli, japrak, pimientos asados, iman bajalldi, verduras y patatas asadas y fërgesé tigani), seguimos con una especie de boloñesa con productos de la tierra, concretamente de la parte media de Albania, y por último, unas pechugas a la plancha con verduras al horno por si lo demás no nos gustaba. El precio fue de 20€ entre los dos; no es muy barato para lo que había por otros restaurantes pero la comida lo merecía; además, tenía una terracita que lanzaba continuamente vapor de agua para refrescar. Antes de irnos, miramos los sitios que podríamos visitar a lo largo de la tarde. No nos pusimos una tarea muy fuerte ya que el calor era inhumano y no podías aguantar ni media hora sin sombra. Estábamos en plena ola de calor con 40 grados diarios. Nuestro recorrido fue el siguiente:
-
Mezquita Ebúrneo Bakr
-
Estatua de la Madre María Teresa de Calcuta
-
La Catedral Ortodoxa
Una vez terminadas está visitas fuimos de nuevo al Hostel para recoger las llaves del coche, cargar un poco los móviles e ir con el coche a ver el atardecer desde el “Castillo de Rozafa”, situado en las alturas de esta ciudad. Desde luego, una actividad totalmente recomendable ya que se puede ver la ciudad desde otro punto de vista y un atardecer que tardaremos en olvidar. La entrada son 800 Lek (unos 8€ entre los 2). De vuelta al Hostel para ducharnos y prepararnos las mochilas para los 3 días que íbamos a pasar por los Alpes albaneses, paramos en un supermercado (Big Market) a comprar comida para el viaje y algunos productos que necesitábamos. Una vez en el hostel, reservamos los billetes para el día siguiente en Valbona y pagamos el hotel. Aconsejamos reservarlos en el hostel dónde os hospedáis ya que te vienen a recoger a las 6:30h de la mañana a la puerta del hotel. Preparadas ya las maletas, duchita y a conocer la noche albanesa. Recorrimos la calle principal “Rruga Kolë Idromeno” y la perpendicular “Rruga G´juhadol”, repletas de bares y restaurantes con mucho ambiente. Lo que menos nos gustó fue la disposición de las mesas y sillas; estaban todas mirando para la calle y nos sentimos muy observados cuando paseábamos. Tanto fue así que terminamos los bares y decidimos tomar una cerveza en el último de ellos “Instant Bar” porque nos daba vergüenza volver a caminar por la calle de nuevo. El bar estaba muy bien pero era demasiado elegante para nosotros y tardaron mucho en traernos unos rollitos que habíamos pedido de snack. Queríamos haber ido a uno de ellos que destina su dinero a ayudar a salir adelante a mujeres maltratadas; se llama “Arti´Zanabe”, pero estaba cerrado y no tuvimos la oportunidad. Por fuera tenía muy buena pinta así que se lo comentamos a dos chicas vascas que fueron al día siguiente, ya que ellas hacían una noche más en Skhoder. Después de tomarnos nuestra cervecera seguimos paseando por las calles peatonales porque hacía una noche espectacular y compramos un trozo de pizza en uno de los bares de las calles perpendiculares. El trozo de pizza para cenar nos costó 130 Lek (1,2€ más o menos) y con eso en la tripota nos fuimos a la cama que a la mañana siguiente había que madrugar.
Día 3: Viaje de Shkodër a Valbonë pasando por Koman
Madrugamos a las 6:00h de la mañana para coger una furgoneta (previamente reservada en el hostel) que nos llevase durante dos horas hasta el Lago Koman. La furgoneta no era demasiado cómoda así que fue un poco difícil dormir; eso sí, si os tomáis la biodramina sin cafeína pensando en el trayecto en barco, os quedaréis secos.
Después de la furgoneta embarcamos todos, como ovejitas, en un ferry o barco para recorrer el Lago Koman durante tres horas y seguir nuestro recorrido en otra de las furgonetas hasta Valbonë. En total, el viaje dura unas 7 horas y cuesta 22€/persona que se pagan al mismo conductor de la primera furgoneta. La verdad que es bastante fácil llegar a todo porque todo el mundo vamos a lo mismo así que no hay mucha pérdida y la última furgoneta te deja en el hotel que tienes reservado; simplemente les dices el nombre del hotel y te llevan hasta la misma puerta.
Una vez en nuestro alojamiento, el "Hotel Margjeka", hicimos el check-in y comimos porque ya eran las 15:00h de la tarde y después de todo el trayecto teníamos un poco de hambre. Nosotros fuimos previsores y habíamos comprado comida en el supermercado el día anterior así que durante el trayecto fuimos tomando unos zumos, galletas, sandwiches y cafes que llevábamos el las mochilas; de esa manera no teníamos que gastar más dinero en las paradas estipuladas por la excursión. Aún así, estábamos hambrientos y pedimos una sopa y diferentes quesos en la terracita del hotel.
Nuestro hotel se encontraba en el comienzo del trekking pero hay que reservarlo con bastante antelación porque no suele haber muchas habitaciones disponibles. Después de comer paseamos por los alrededores y decidimos echarnos una pequeña siesta ya que el distrito no tiene nada de interés. Eso sí, las vistas y el paisaje son IMPRESIONANTES; estábamos rodeados por unas montañas imponentes que sabes que al día siguiente vas a tener que atravesar. Si no fuese la puerta a los alpes albaneses, Valbonë no sería un sitio de interés turístico; a no ser que quieras paz y tranquilidad absoluta. Después de estar matando las horas muertas y respirando aire puro de las montañas albanesas nos sentamos a cenar porque queríamos probar el plato de cabrito de la zona.
Coincidimos con una pareja de vascos y otra de Madrid con la que estuvimos intercambiando nuestras rutas y viendo qué opciones eran más apropiadas para nuestro viaje. En fin, que hablando y hablando se fueron pasando las horas y nos vimos a las 22:00h sin haber terminado de cenar. Esto de querer irse pronto a la cama para coger fuerzas no va con nosotros. Ducha rápiday a dormir que la alarma sonaría a las 5:00h de la mañana para evitar la ola de calor y que no nos limitase las horas de la caminata.
Día 4: Valbonë - Theth (Waterfalls)
Madrugamos a las 5:30h para comenzar nuestra caminata de Valbone a Theth. Desde nuestro alojamiento se podía empezar muy fácilmente porque estaba a solo 300 metros del principio del camino. Comenzamos nuestra ruta de 17km con una explanada fácil que rápidamente se convirtió en una subida dura. Nos alegramos al pensar que había sido un acierto el madrugar, ya que la subida con el calor tenía que ser insoportable. Además, el ir casi solos por aquellas montañas nos daba mucha paz y para nosotros era todo un lujo. Hasta el km número 6 había unos 4 o 5 chiringuitos en los que podías desayunar o comprar agua en caso de necesitar. Hasta llegar a la cima, no nos encontramos con nadie pero justo arriba nos cruzamos con unas chicas canarias que nos recomendaron subir un poquito más a un mirador que era la cumbre real del monte; desde ahí había una vista de 360 grados. Eso sí, el viento pegaba con fuerza y es recomendable llevar cortavientos y algún jersey un poquito de abrigo simplemente para el momento de hacer cima. Cuando digo que la subida era dura, me refiero a que había un desnivel de 1100m en una distancia muy corta. Pero lo peor no fue la subida, porque sabes que el esfuerzo merece la pena y las vistas serán espectaculares. En nuestro caso, superaron nuestra expectativas con creces. Lo peor vino al comenzar la bajada; todos los compañeros que conocimos coincidían en lo mismo, las rodillas destrozadas. Fue una bajada larga (unos 7km) y empinada que te dejaba las piernas devoradas. Lo bueno era que veías a la gente empezando el camino (hacía el otro lado: Theth-Valbone) a la hora en la que nosotros estábamos a punto de llegar. No podíamos imaginar el trekking con las temperaturas de las 14:00h en plena ola de calor. Decidimos parar en uno de los Guesthouse, “Gjelaj”, preparados para tomar algo durante el camino y estuvimos de acuerdo en que sería de los últimos para que luego no costase mucho esfuerzo la vuelta a la caminata. La llegada a Theth (12:30h más o menos) no es muy bonita porque ya han empezado a construir casitas de alojamiento para los turistas; aún así, el pueblo tiene su encanto y nada más llegar tienes un Mini Market (Mini market Jezerca) y la Oficina de Información y Turismo.
Nuestro hotel “Shpella Guesthouse” era de los más alejados y al principio piensas: ¿pero dónde me he metido? Estoy súper alejada del centro y en lo comentarios ponía muy buena ubicación. Pronto nos dimos cuenta de que es el alojamiento perfecto para comenzar los trekkings; si que está más alejado del “pueblo”, pero te ahorras unos cuantos km si tu intención e hacer las dos rutas que hicimos nosotros.
Descansamos un poquito con un wifi súper rápido y potente que no habíamos tenido hasta el momento y bajamos a comer algo disfrutando de unas vistas de infarto. Me enamoré enseguida de aquellas montañas y del entorno. Pedimos algo liguero porque por la tarde nos íbamos a las Grunas de Theth. Después de nuestra ensalada y las patatitas asadas pusimos rumbo a la cascada. En principio no llevábamos ninguna idea de cómo sería así que fuimos simplemente por minar un poquito y aprovechar la tarde. Menuda sorpresa nos llevamos al llegar; la cascada era una de las más bonitas que había visto en mi vida. El arcoíris se colaba por las esquinas y salían unas fotos espectaculares. Tuvimos valor de meternos al agua a pesar de estar a una temperatura de 1 o 2 grados; son cosas que sólo haces una vez en tu vida así que fuimos valientes. Después de pasar toda la tarde allí acompañados de grupos de españoles bajamos con nuestras amigas canarias y un chico de Durrës hasta nuestra guesthouse donde nos duchamos y salimos a cenar. Queríamos haber ido al “Mini Market” para mirar los buses para el día siguiente pero no nos daba tiempo porque anochecía muy rápido y teníamos 1,5km de ida y lo mismo para volver.
La cena en el restaurante fue de las mejores de todo el viaje; nuestra guesthouse destacaba por ofrecer unas comidas espectaculares y mucha gente iba simplemente para cenar. Nos pedimos una sopita caliente (el tiempo estaba fresco y apetecía algo para templarse), verduras asadas, variedad de carne asada, patatas fritas, panacota, pan y agua; todo nos salió por 18€. Nos pareció muy barato y nos quedamos encantados. El señor Shpella nos dio mucha conversación mientras cenábamos; su hija era muy espabilada e inteligente y se lo hicimos saber. Antes de irnos, pedimos si nos podían preparar algo para desayunar al día siguiente y nos dijeron que lo dejarían en la nevera para que nosotros lo cogiésemos de madrugada. Después, subimos a la habitación porque el tiempo estaba refrescando y había que madrugar al día siguiente.
Día 5: Theth (Blue eye) y llegada a Berat
A las 5:30h de la mañana estábamos arriba para coger nuestro pack lunch (no estaba incluido y nos costó 5€/persona; nos apetecieron unos cafés fríos y los cogimos también del mismo frigorífico pensando que costaban 150 Lek cada uno (eso era lo que ponía en la lista de precios) pero nuestra sorpresa al pagarlos fue que por cada uno tuvimos que pagar el módico precio de 250 Lek). Si lo llegamos a saber no los cogemos porque tampoco nos hicieron gran papel.
Una vez preparados, comenzamos con nuestra ruta del día hacia el esperado Blue Eye de Theth (Ojo azul) y la verdad que, como siempre, fue un acierto madrugar e ir solos por esa maravilla natural. He de decir que nos confundimos un poco en el camino y acabamos andando un trozo por la pista de tierra que no era tan bonita como el camino entre helechos. Pero bueno, cosas que pasan cuando el camino no está del todo marcado.
Pasamos unas horitas entretenidas andando con el fresquito de la mañana y al llegar al último tramo la cosa se empezó a complicar. Los ultimo km son de monte y es un poquito más duro que todos los km anteriores; pero no es una exageración. Una vez en el cartel donde te marca el lugar, hay que cruzar un puente con unas piscinas chulisimas de aguas cristalinas y coger el camino que te lleva hacia abajo porque el camino de arriba te lleva a la parte alta del Blue Eye. Nosotros, como llevábamos la intención de darnos un chapuzón, bajamos hacia abajo y desayunamos solitos en una tarima de madera que se ha construido; no queda nada artificial porque está con los mismos palos de los árboles. Estuvimos un rato comiendo el bocadillo y haciendo tiempo (relajadísimos) para que hubiera un poquito más de sol y calentase alguna zona. El agua estaba helada por lo que habíamos tocado con las manos, así que necesitábamos un poquito de calor al salir ya que nos quedaba todavía la vuelta.
A la de una…, a la de dos… y a la de… ¡Que no, que no! Que el agua está muy fría y no me atrevo; como siempre, la falsa de mi no se atrevía a tirarse porque ya lo había hecho Michel antes y había salido congelado; aunque dijo que la sensación era increíble. La piel rejuvenecía 10 años por lo menos. Después de 5 minutos que sí que no, que sí que no, di un pequeño salto sin estilo alguno; es decir, como una ranita vieja sin fuerzas para nada. Pero ahí estaba yo, nadando como un perrillo en apuros intentando salir por las piedras resbaladizas para no congelarme en el intento. La sensación es inexplicable pero cuando estás dentro sientes que tu cuerpo se paraliza. Nos sentimos orgullosos de haber tenido el valor para tirarnos. Después de estar un buen rato SOLOS al sol y disfrutando como niños pequeños, cogimos mochilas y continuamos con la vuelta de nuestra caminata. Se nos hizo un poco tarde porque estábamos tan a gusto en medio de la naturaleza que no nos queríamos ir. Al final, decidimos bajar a uno de los restaurantes "Lulash Zelna" que estaba en el camino y pedir transporte para volver a coger las mochilas que habíamos dejado en la Guesthouse. Nos pedían 30€ por llevarnos 7km hasta Theth y nos pareció una barbaridad así que decidimos caminar y ver si encontrábamos un alma caritativa por el camino. Justo en la explanada de abajo había una furgoneta que acababa de dejar a un grupo de personas que se habían querido ahorrar la caminata inicial. Casualmente, una parejita de chicas vascas que habíamos conocido en el camino a Koman estaban bajando y le pedimos a su conductor que, por favor, nos llevase. Nos dijo que sí, pero luego nos cobró 20€ entre los dos por el trayecto a Theth. Luego entendimos que nos había timado porque a las chicas les había cobrado 5€ por persona.
La odisea vino al tener que llegar hasta nuestro alojamiento porque le pedimos al “taxista” que nos dejase un poquito antes de llegar al pueblo para cruzar el rio y ahorrarnos el 1,5km que había hasta el hotel. Bien, no había ningún puente ni ningunas piedras bien plantadas para poder pasar. Michel decidió quitarse los zapatos y pasar descalzo; yo en cambio, preferí pasar con zapatos y calcetines puestos. ¡Somos de lo que no hay! Menos mal que hacía mucha calor y se secó todo rápido.
Cogimos mochilas en la Guesthouse, nos despedimos y bajamos andando hasta el Mini Market Jezerca para preguntar por algún autobús tardano que fuese a Skhodër. Nos dijeron que tendríamos que esperar una horita o un poco más así que nos sentamos en el bar de al lado a tomar una cerveza con la coincidencia de que entonces llegaba otra pareja que también habíamos conocido en el trayecto hasta Koman. Nos juntamos, pasamos un buen rato y a las 13:30h salimos con una furgoneta de mala muerte y color butano hacia nuestro siguiente destino.
Al principio solo íbamos nosotros dos pero fuimos recogiendo gente por el camino que iba preguntando para ir al mismo destino que nosotros, Shkodër. Allí conocimos a Jusep e Igor, una pareja de catalanes con raíces vascas que nos dieron una muy buena conversación durante el viaje. Fueron 3 horas muy entretenidas con una pequeña parada para tomar un cafecito (0,6€) en un bar local en el que nos sacaron absolutamente todo lo que tenían; fueron súper amables y generosos. Seguimos el camino hacia Skhodër viendo vacas, burros, carros, perros y grupos de pavos y patos por la carretera.
Llegamos al destino hacia las 19:00h y fuimos directos al hostel que tuvimos ahí para coger la maleta que habíamos dejado y poner rumbo a Berat.
Una vez en Berat, simplemente nos duchamos en el súper hotel que habíamos cogido (Hotel Gega) y fuimos a cenar y pasear por el paseo de la República, una de las calles principales del municipio. No acertamos mucho con el restaurante “Berat Grill” por el tiempo que tuvimos que estar esperando, pero la comida (pizza y mix de carne) estaba muy buena y de precio tampoco estuvo mal. Paseamos un poco por las calles, vimos la mezquita “Xhamia E Plumbit”, la catedral ortodoxa y volvimos al hotel que ya era tarde.
Sabemos que hay restaurantes con miradores muy chulos de la ciudad pero nosotros no tuvimos sitio ya que íbamos sobre la marcha y no teníamos claro que día íbamos a llegar a Berat para poder reservar.
Día 6: Berat , Permet (Termas) y llegada a Ksamil
Comenzamos sin madrugar mucho porque los días anteriores nos habíamos dado buenas palizas. Nos despertamos a las 8:00h para darnos un caprichito de desayuno continental en el Hotel Gega (incluido en el precio); tenía de todo: tostadas, fruta, cafés, dulces, zumo... Después de ponernos las botas montamos las maletas en el coche y nos fuimos caminando para ver el pueblo y todos sus encantos. Aunque, personalmente, me decepcionó un poco ya que estaba todo el centro en obras.
Subimos con el coche por las calles empedradas y estrechas hasta el Castillo de Berat donde había unas tienditas para comprar alfombras y productos típicos del país. El castillo está bastante señalizado y hay un mapa a la entrada donde te indican las partes más importantes para recorrer todos sus recovecos. Aún siendo tan temprano en la mañana, el sol pegaba fuerte y era muy molesto estar paseando sin ningún tipo de sombra por los alrededores del castillo. Decidimos bajar al pueblo y pasear un poquito más por si nos habíamos dejado algo por ver. Pasamos al otro lado del pueblo por un puente peatonal y amplio para divisar la típica y famosa vista de las mil ventanas de la ciudad. Si hay algo por lo que es famosa Berat es por la cantidad de ventanas pequeñas que tiene en sus casas pegadas las unas a las otras. Muy turístico pero, como ya he mencionado, lleno de obras en las calles y muy sucio; puede que tuviéramos mala suerte y justo estuviesen arreglando todo a la vez. Intentamos darle otra oportunidad al otro lado de la ciudad pero ocurría lo mismo así que no quisimos perder más tiempo y pusimos rumbo al Distrito de Gjirokastër. Pero mientras íbamos conduciendo nos dimos cuenta de que estábamos cansados de tanto calor y de visitar pueblos de malas maneras, ya que cada dos por tres nos teníamos que sentar en algún sitio a cobijarnos del sol o a hidratarnos un poquito. ¡CAMBIO DE PLANES! Cambiamos la ruta y buscamos en google que podíamos hacer con semejante ola de calor; enseguida nos salieron unas termas poco conocidas para los turistas pero muy visitadas por la gente local. No hay nada que nos guste más que juntarnos con locales así que allí que fuimos. Las termas estaban dirección Gjirokastër pero casi al final de la ruta había que desviarse hacia el este del país.
Durante el camino bordeando el Río Vjosa (sus aguas eran azul turquesa) paramos a comer algo en el Restaurante Alvi en la orilla del río con unas vistas espectaculares y una paz digna de una cervecita fresca (Korça). Seguimos nuestro recorrido un poquito más y llegamos al Puente otomano Kadiut y las termas de Banjat e Benjës que nos recibieron con un montón de familias locales bañándose en sus aguas e intentando escapar del calor de esas horas del día. Hay que decir que también se veían varias familias españolas así que igual no era tan poco turístico. Disfrutamos de nuestro baño, tiempo de relax bajo un árbol y de las propiedades para el reumatismo, enfermedades de la piel, gástricas y los riñones que tienen sus aguas. Pero no son solo sus baños de barro los que atraen visitantes a las termas, ya que las terrazas construidas para contener sus aguas se han convertido en un spa natural. La verdad que fue un acierto nuestro cambio de planes; aunque siempre nos quedará la espinita clavada de no haber visitado una de las ciudades más importantes y bonitas de Albania. En fin, todo no se puede y había que seguir hacia nuestro próximo destino.
Nos íbamos ya a la zona paradisíaca del país, sus playas de aguas cristalinas y piedra blanca para ir subiendo por toda la costa aprovechando al máximo los últimos días que nos quedaban. Llegamos a Ksamil de noche y allí coincidimos con Pablo y Ale, nuestros amigos madrileños. Dejamos nuestras cosas en el alojamiento "Elton Tafa Guesthouse" que estaba en una calle muy oscura y nos costó muchísimo encontrarlo; de echo, tuvo que venir el dueño a la calle principal para llevarnos hasta el alojamiento junto con sus hijos, sobrinos y demás niños del vecindario. Nos arreglamos y nos fuimos a un bar/restaurante callejero de pescado fresco que tenía las tres B (bueno, bonito, barato) y donde habíamos quedado con nuestros amigos Ale y Pablo. El restaurante se llamaba "Fresh Fish Clean & Grill" y fue todo un acierto porque el pescado era fresco y riquísimo, el personal maravilloso y atento y el precio no fue muy barato para todo lo que pedimos; recomendable 100%. Al salir de la cena dimos un paseo por la costa y volvimos al hotel tras haber planeado la excursión que haríamos en barco al día siguiente los cuatro juntos.
Día 7: Playas (Ksamil y Sërande)
Amanecimos a gustito preparando el desayuno y yendo al Supermercado Gjordeni a comprar la comida porque teníamos pensado alquilar el barco para recorrer toda la costa y amortizarlo durante todo el día. Lo alquilamos con una de las empresas locales que ofertan este tipo de servicios (el lugar de entrega y recogida del barco fue Africana Beach Club y nos dejaron una neverita pequeña que pedimos con antelación) y el coste fue de 150€ + 25€ de gasolina (4 personas) pero he de decir que al final tampoco recorrimos muchísimo porque la mar estaba picada y nos daba un poco de respeto ir sin capitán y acercarnos mucho a las calas de la costa, así que por eso la gasolina nos duró bastante. RECOMENDACIÓN: Alquilar el barco siempre y cuando haya alguien del grupo que entienda un poco del tema; en nuestro caso era Pablo. Si no llega a ser por él no sé que hubiéramos hecho, nosotros no sabíamos ni echar el ancla. Nuestro agradecimiento para Pablo por permitirnos disfrutar de la costa turquesa de Albania.
Recorrimos toda la costa desde Ksamil a Sërande por las aguas del Mar Adriático parando en las calas vírgenes que más nos gustaban para saltar del barco y tomarnos una cervecita en tierra. Las aguas eran cristalinas así que era un verdadero gustazo disfrutar de los baños que nos dábamos. Como llevábamos ensaladita de pasta, hacia las 14:00h comimos en el barco y seguimos con nuestra tostada al sol, sobre todo Ale y yo.
Después de unas cuantas horas y volviendo hacia el lugar de entrega del barco decidimos parar a tomar nuestra ultima copa en Pema e Thatë, un bar/restaurante muy molón con camitas balinesas y mayas para relajarte encima de las increíbles aguas; había mucho ambiente y la decoración era hippilonga así que estuvimos muy entretenidos. De ahí partimos al Africana Beach Club nuevamente para dejar el barco, coger el coche y poner rumbo a Himarë, nuestro penúltimo destino antes de volver a casa.
Los días de playa eran más relajados porque con el calor no puedes hacer mucho turismo a ciertas horas del día así que nos centrábamos en estar en el agua y tostarnos al sol.
Una vez en Himarë fuimos hasta nuestro hotel (al ser el último día siempre nos solemos dar un caprichito y cogemos un hotel un poquito mejor que durante el viaje) que se llamaba LIDO apartments y estaba a las afueras del pueblo pero céntrico para llegar hasta el paseo de la costa. Dejamos el coche en el aparcamiento, ducha rápida y a cenar porque habíamos quedado con Ale y Pablo para cenar juntos en Lefteri´s Tavern, que se encontraba en la calle paralela al paseo y tenía una terraza muy maja. Los precios en la costa son más altos que en el resto del país y sí que nos costó un poquito más la cena pero nada exagerado. Después de estar hablando y hablando llegamos a la conclusión de que había llegado el momento de ir a dormir porque al día siguiente también queríamos alquilar un barco los 4 juntos y teníamos que madrugar para la excursión.
Al ir caminando hacia el hotel (a las 00:00h de la noche) , encontramos una peluquería, la Parukeri sandri, y Michel (que necesitaba un corte de pelo) entró a preguntar precios. Como era muy barata y el chico parecía que tenía estilo, Michel decidió probar y llegar a casa arreglado y moreno.
Día 8: Playas (Himarë y Dhërmi)
Como el día anterior, fuimos al embarcadero prontito, esta vez al de Himarë, para comenzar la excursión en barco (100€/4 personas/1.30 -2 horas) que teníamos programada para disfrutar de las calitas de la costa de Himarë. RECOMENDACIÓN: Coger un alojamiento cerca del paseo para poder ir andando hasta allá o saber que habrá que pagar por dejar el coche en uno de los "aparcamientos" del centro del pueblo. Es mucho mejor negociar el precio con antelación aunque casi todos tienen la misma tarifa. Por fin llegamos al embarcadero (tarde, como siempre) y nos tocó un capitán muy joven y simpático que nos haría el viaje muy ameno. Recorrimos las playas de:
-
Livadhi Beach
-
Gjiri i Akuariumit
-
Jal Beach
-
Goat Beach
-
Pigeons Cave
-
Plazhi Me Shpella
-
Marble Beach
-
Gjipe Beach
-
Canyon of Gjipe
-
Shpella e Pirateve
Hay otra playa muy bonita que nosotros no cogimos por tiempo pero que dicen que es muy recomendable; se llama Gramma Bay.
No había demasiada gente en las excursiones así que tuvimos tiempo para disfrutar y pasar un rato de tranquilidad en cada una de ellas. contratar la excursión para nosotros cuatro fue un acierto porque tuvimos más libertad para parar donde nos apetecía, sin dejar de visitar las paradas imprescindibles que entraban en el pack. Las aguas eran increíbles y en una de las cuevas relucía el color turquesa porque entraba una rayo de sol y parecía que estabas en un auténtico paraíso. Sin duda, RECOMIENDO esta excursión 100%.
Después de la excursión (hacia el medio día) queríamos sacar dinero para pagar en efectivo la excursión y ningún cajero nos funcionaba así que hice lo imposible corriendo de un lado para otro intentando pagar algo con tarjeta para excederme en el precio y que me diesen la vuelta en "cash" para tener ese dinero en efectivo. Casi siempre nos pasan estas cosas los últimos días de viaje porque apuramos mucho para que no nos sobre dinero en efectivo y tener que hacer de nuevo un cambio en alguna casa de cambio; siempre vamos justos.
Cogimos los dos coches del aparcamiento (100Lek/coche) y nos fuimos por la carretera de la costa hacia nuestro último destino, Dhërmi. No había mucha gente pero se notaba que la playa estaba hecha para gente con poder adquisitivo medio-alto porque había muchísimos bares de copas con una decoración extraordinaria. Recorrimos toda la playa intentando encontrar un sitio adecuado para nuestras toallas y que no perteneciese a ningún restaurante. Llegamos al final donde acomodamos la toalla y nos echaron rapidísimo porque ese trozo de playa era propiedad del restaurante "Rosè by Havana", así que nos fuimos a la playita virgen de al lado saltando unas rocas y pisando un poco el agua. Estuvimos en "Gjiri "Teodorit"" súper solos y muy a gusto. Tras estar un buen rato descansando y dándole al palique nos fuimos a comer algo porque nos habían dado las 16:00h de la tarde y ni enterarnos. Paramos en el único restaurante asequible "Diego Pizzeri" que tenían un poco de todo tipo de comida (pescado, carne, pizzas, hamburguesas, pasta, ensaladas...) y estaba abierto a esas horas.
Al ir buscando restaurantes me ocurrió algo muy divertido (ahora que ya ha pasado); entré a un restaurante de "postín" con mis pintas de playa (chanclas, pareo, toalla, gafas de sol...) a preguntar por precios y horario de comidas. Cuando terminé de mirar el menú y los precios fue a salir de allí y como era todo cristalera, sin darme cuenta, me pegué de morros contra uno de sus cristales porque pensaba que era la puerta que estaba abierta. ¡Qué vergüenza! Todo el mundo se reía de mí disimuladamente y nadie se digno a ayudarme. Si es que...no estamos hechos para estos sitios tan divinos.
Después de comer ya fue momento de despedirnos con mucha pena de Ale y Pablo porque tocaba ir a tirana para dejar el coche y prepararnos para volver a casa. Ellos se quedaban un día más en Tirana así que no teníamos ni la oportunidad de estar en el mismo hotel como la primera noche del viaje. Echamos gasolina (232Lek/L) y después, para llenar el depósito y dejar el coche preparado para la entrega paramos en otra gasolinera (226Lek/L). Albania nos estaba despidiendo con un atardecer precioso.
Habíamos quedado en dejar el coche en el aeropuerto y que los mismos dueños de la empresa "Autovía" nos llevaría hasta nuestro hotel y así nosotros no teníamos que pagar el taxi ni el suttle al hotel. La cosa no salió bien porque a última hora nos dejaron tirados y nos dijeron que el hotel estaba demasiado lejos (10 min del aeropuerto) y que no nos podían llevar porque perdían mucho tiempo. Yo me cabreé muchísimo porque llevaba dos días hablando con ellos sobre eso y les pregunté muchas veces que si estaban dispuestos a hacerlo que si no, buscaríamos otra solución. Pero bueno, al final, como habíamos pagado la fianza y no la queríamos perder, tuvimos que ceder, coger nuestras cosas e ir al aeropuerto andando para llamar al hotel y conseguir un suttle por 5€. Nos costó un poquito gestionarlo porque no habíamos avisado con antelación, pero fueron súper amables y vinieron a recogernos y llevarnos de nuevo al "Hotel Palma", donde cenamos (890Lek) y nos fuimos a dormir porque de madrugada teníamos que coger el avión. Si no sois muy amantes de los gatos, armaos de paciencia porque hay gatos por todos los rincones.
Día 9: Vuelta a casa con escala en Milán
Contratamos el suttle (5€) en el hotel a las 4:00h de la mañana porque necesitábamos estar pronto en el aeropuerto. Desayunamos allí y esperamos en la puerta de embarque para volver a casita, no sin antes romper unas tazas y unos platos de cerámica en una de las tiendas y tener que pagarlos (1000Lek).Teníamos la escala en Milán y Michel no había estado nunca por lo que quisimos ver todo lo que pudimos en un día en la ciudad italiana. Dejamos las mochilas en la consigna del aeropuerto (14€/2 bultos) y cogimos el tren hasta el centro de la ciudad (40€/ 2 personas/ ida y vuelta). Cuando llegamos al centro, muertos de sueño por el madrugón, la espera en el aeropuerto y el viaje en avión, comenzamos nuestra visita por:
-
Arco della Pace (Es un arco triunfal ubicado en la Piazza Sempione de Milán).
-
Porta Volta (Es una de las cinco puertas más recientes de Milán, construida a lo largo de las murallas españolas, ahora demolidas, para permitir una comunicación más directa entre la ciudad y el cementerio monumental).
-
Cementerio Monumental (Es uno de los dos cementerios más grandes de Milán).
-
Jardín Botánico de Brera (Es un jardín botánico de 5,000 m² de extensión).
-
Jardín público Indro Montanelli (Fue el primer parque milanés expresamente destinado al ocio colectivo).
-
Galería de Arte Moderno (Conserva la colección lombarda de arte más importante del siglo XIX).
-
Galería Vittorio Emanuele II (Alberga tiendas de importantes firmas como Prada, Gucci o Louis Vuitton además de pequeños locales comerciales menos conocidos).
-
Catedral de Milán "Duomo" (Catedral: 3€ Terrazas a pie (250 escalones): 10€ Terrazas en ascensor: 14€ Museo e Iglesia de San Gotardo: 3€ (6€ si quieres visitar también la exposición)).
-
Castello Sforzesco (Fue construido como fortaleza durante el siglo XIV y es uno de los monumentos más emblemáticos de Milán).
Después de este recorrido nos fuimos a comer a una de las pizzerías más pintorescas que habíamos leído en internet. Esta se llamaba "Pomet Food" y aunque era demasiado cara para lo que nosotros estamos acostumbrados a gastar, decidimos darnos un capricho ya que estábamos en Italia. La comida estaba muy buena y nos atendieron muy amablemente en un entorno muy random lleno de pinturas, cuadros y objetos pintorescos. Con la tripa llena y con Michel muerto de cansancio y sueño nos fuimos a pasear por las "Columnas de San Lorenzo" para divisar la "Basílica de San Lorenzo", tomarnos un cafecito en "Passalacqua coffee" y de ahí irnos a la estación del tren Cadorna de vuelta al aeropuerto para coger de nuevo el avión a Barcelona.